on solo veinte minutos al día con las piernas elevadas, puedes mejorar significativamente tu bienestar general.
Parece increíble, pero quienes adoptan este hábito saludable terminan por convencerse de sus efectos positivos.
Elevar las piernas puede ser la solución para mejorar la circulación sanguínea, lo que a su vez genera una sensación de ligereza y movilidad renovada.
¿De qué manera puede el cuerpo beneficiarse de esta posición? Descubramos todos los beneficios de elevar las piernas.
Beneficios de elevar las piernas
Nuestras piernas, encargadas de sostenernos y acompañarnos en todas las actividades que la vida nos exige, pueden resentirse con el tiempo.
Esto se manifiesta en pies hinchados y dolorosos, piernas cansadas y pesadas e incluso en edemas en los tobillos, generando una serie de molestias que afectan a las extremidades inferiores en su totalidad.
Además, factores como la vida sedentaria, la falta de actividad física y el sobrepeso pueden agravar estos síntomas.
En estos casos, incorporar un poco de ejercicio en casa puede ser una excelente solución para aliviar las molestias y mejorar la condición de tus piernas.
Junto al ejercicio, existen técnicas específicas que ayudan a mejorar la circulación sanguínea y aportar beneficios tanto a las piernas como a los pies.
Una de estas técnicas es tan simple como elevar las piernas durante algunos minutos al día.
Los beneficios que puedes obtener al mantener esta posición durante un tiempo son realmente numerosos. Descubre los principales y mejora tu bienestar con este sencillo hábito.
1. Mejorar el flujo sanguíneo
El primer beneficio está relacionado con el flujo sanguíneo.
Al mantener las piernas elevadas, la sangre puede circular de manera mucho más eficiente, gracias, simplemente, a la acción de la gravedad.
Por esta misma razón, a menudo experimentamos tobillos hinchados: al pasar mucho tiempo de pie, los líquidos tienden a acumularse en la parte más baja de las piernas.
Al elevarlas, te "opones" a la gravedad y ayudas a equilibrar los flujos del cuerpo, favoreciendo una mejor circulación.
2. Reducir la hinchazón en piernas y tobillos
Este beneficio es una consecuencia directa del anterior: los líquidos acumulados en las piernas provocan un edema, es decir, hinchazón localizada.
Elevar las piernas te permite reducir estos acúmulos de líquidos, eliminando no solo la hinchazón, sino también la molesta sensación de pesadez en las extremidades inferiores.
3. Reducir la presión sanguínea
Permanecer mucho tiempo sentado o de pie son dos extremos que pueden generar un problema común: el acúmulo de sangre en las venas de las piernas.
Esto puede aumentar la presión sanguínea en esas venas, contribuyendo al desarrollo de problemas más serios como las várices.
¿Cómo puede ayudarte elevar las piernas a combatir este problema y reducir la presión en las extremidades?
Permitiendo que la sangre acumulada fluya de manera más eficiente.
Incluso si has estado de pie durante un buen rato, simplemente sentarte y elevar las piernas puede ayudar a disminuir la presión y, al mismo tiempo, mejorar la circulación.
4. Relajar el sistema nervioso
Elevar las piernas durante unos minutos también actúa como una técnica de relajación para el sistema nervioso.
Aunque parezcan cosas no relacionadas, se ha comprobado que esta postura puede mejorar el bienestar en este aspecto. ¿Por qué ocurre esto?
Porque elevar las piernas contribuye a mejorar la respiración: al adoptar esta posición, tendemos a respirar de manera más lenta y controlada, lo que tiene un impacto positivo en el sistema nervioso.
Esto provoca que la tensión muscular acumulada se disuelva poco a poco, generando una sensación general de relajación.
Además, la mente también se beneficia: técnicas como esta ayudan a combatir la ansiedad y liberan la tensión acumulada durante el día.
No es casualidad que estas posturas sean comunes en el yoga, donde se utilizan para promover la calma.
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5. Mejorar la digestión
Sorprendentemente, otro de los beneficios de elevar las piernas es la mejora de la digestión.
El motivo vuelve a ser la gravedad: al apoyar la cabeza en el suelo y levantar las extremidades inferiores, ayudas al cuerpo a descongestionar los fluidos acumulados, favoreciendo así un mejor funcionamiento del sistema digestivo.
Nuestro cuerpo está interconectado, y no resulta extraño que una acción aparentemente sencilla como esta pueda impactar positivamente en otras áreas, mejorando el bienestar general.
¿Cuánto tiempo mantener las piernas elevadas?
El tiempo que deberías mantener esta posición depende en gran medida de la condición que deseas tratar, del nivel de hinchazón o dolor que experimentas y del tiempo que tengas disponible para mejorar tu circulación sanguínea.
Lo ideal es permanecer con las piernas elevadas durante al menos 15 minutos, asegurándote de que estén por encima del nivel de tu corazón.
Para lograrlo, recuéstate en una posición cómoda y coloca un cojín bajo tu cabeza para mayor estabilidad.
Si no puedes elevar las piernas a la altura del corazón, intenta apoyarlas en una superficie más baja, como un sofá o una mesa.
Aunque el flujo sanguíneo no se beneficie tanto, esta posición sigue ayudando a ralentizar la acción de la gravedad.
En cualquier caso, dedicar quince o veinte minutos al día puede ser suficiente.
Lo importante es mantener la constancia.
Reservar un momento diario para elevar las piernas podría ser la solución a esas pequeñas molestias, como la hinchazón y la sensación de pesadez, que suelen ser el resultado de un estilo de vida agitado y siempre en movimiento.
Un momento de autocuidado para cuerpo y mente
Elevar las piernas no solo mejora la circulación, sino que también puede ser un momento de autocuidado y relajación en tu rutina diaria.
Dedicar unos minutos a esta práctica puede ayudarte a desconectar del estrés cotidiano mientras favoreces el bienestar de tus extremidades.
Además, puedes combinar este hábito con ejercicios de respiración profunda para potenciar sus beneficios en el sistema nervioso.
Incluso leer un libro o escuchar música relajante mientras mantienes las piernas elevadas puede convertir este sencillo gesto en un ritual de descanso.
La clave está en la constancia: pequeños cambios diarios generan grandes resultados a largo plazo.